Cuando alguien pone en venta su casa, la primera pregunta que surge es esta: ¿qué precio voy a poner a mi piso? Y no menos importante: ¿cómo saber cuál es el valor real de mi casa? No el que yo quiero poner, sino el que un tercero está dispuesto a pagar… ¿Y cuál es el precio justo?
Una parte de éxito en la venta de una vivienda es poner su precio real, lo que el mercado está dispuesto a pagar. Las viviendas pueden tener diferentes tasaciones según el objetivo que tengan.
Lo importante es saber que existen varias opciones y fórmulas para valorar un inmueble. Además de que el valor de la tasación también varía en función de elementos como los años del inmueble. Es muy común que el valor que alcanza el inmueble para la venta y el que se fija en el contrato de compraventa para pedir una hipoteca sea diferente
Valor hipotecario y el valor del mercado son valores diferentes.
El valor de mercado de una vivienda, es el que un tercero esté dispuesto a pagar por ella. El valor hipotecario, o tasación hipotecaria, también está regulado por la norma mencionada previamente, y es el tipo de tasación de una vivienda que suelen realizar los bancos.
- Otras formas de valorar un inmueble es El valor fiscal: este se refiere al método que emplea Hacienda para el pago de los impuestos que se deriven de dicho inmueble.
- El valor catastral: lo decide cada municipio en función de diferentes factores como la ubicación de la vivienda. Cabe destacar que este valor no suele superar el precio de mercado
- El valor del suelo: se trata del precio que tiene el suelo de la finca, la materia prima utilizada en construcción. Cualquier inmueble construido tiene valor de suelo, aunque no quede espacio libre por construir.
Para calcular el valor de mercado no necesitamos un profesional que realice la «tasación». Aun así, necesitamos una estimación para poder poner el precio de venta de la casa.
En muchos casos este «precio» lo ponen las inmobiliarias, pero también contamos con muchas herramientas online que nos pueden ofrecer el valor de mercado del inmueble.
La experiencia de la mayoría de las agencias es lograr que los propietarios pongan viviendas el precio que el mercado está dispuesto a comprar.
Subir los precios para bajar después es una mala estrategia utilizada por años. Hace perder mucho el tiempo al vendedor, a las agencias y al comprador, ya que la negociación y la venta finalmente sale como se debía haber hecho desde el principio.
Los beneficios de empezar con el precio correcto es que se agiliza la venta.
No es recomendable que los propietarios que no tienen prisa por vender pongan precios muy altos. Ya que lo único que lograran es quemar la vivienda, reciben visitas ineficaces que generan conflictos en la negociación del precio y como decimos la pérdida de tiempo es totalmente ineficaz. Tener en escaparate un inmueble demasiado tiempo es generar dudas en los compradores. Si no tienes prisa por vender, es recomendable que no lo pongan a la venta. Hoy día no hay caprichosos, las personas miran con lupa lo que compran. La agencias tienen el deber de defender el precio si es el correcto y según se haya determinado en la valoración.